-Perdóname Dannie, no fue mi intención hacer esto, fue mi culpa por haberle creido a Dot. Porfavor, vuelve conmigo-le dije a Dannie llorando, la abrazé como nunca había abrazado a nadie, era algo especial. Pero ella se volvió a soltar.
Narración Normal
Como si le fuera a creer, Paul significaba demasiado para mi, pero… me decepcionó demasiado, no lo volvería a querer como antes después de esto.
-Lo siento demasiado Paul, Dot es lo suficiente para ti, yo solo soy una chica de Manchester que su vida la vivió llena de privilegios. Ve con ella- dije dándole la espalda, no lo quería volver a ver. Me alejé de el y caminé demasiado, Paul me seguía y decía “ven Danniela!”, pero sentí como se congelaron mis piernas y mis ojos se cerraron.
-Guten Morgen- escuché la voz de una chica alemána. Y me asusté, me levanté enseguida.
-No te alteres demasiado, me llamo Astrid, soy la novia de Stuart. Paul te trajo hace algunas horas, estaba devastado, creyó que habías muerto- me dijo la chica, preparando un poco de ropa.
-Soy Danniela Hall, y Paul, donde está?- le dije temblando de frio
-Paul ha de estar con los chicos ensayando- de pronto abrieron la puerta del cuarto, entraron George, Stuart y John –Es decir, esta con Dot- sentí un vacio dentro de mi, pero no me importó.
-¿Cómo se encuentra?- dijo George asustado.
-No se preocupen, ella se encuentra bien. Algo resfriada, pero apta como para regresar al hotel. Yo te llevare, tengo auto, ¿donde esta? Iremos por tus pertenencias- se dirigió hacia mi con una cara sonriente. Era demasiado dulce para ser alemana.
Ya eran las 3 y el sol se metía, era un poco sorprendente, pero teorícamente lógico. Dejemos de hablar de clima, el frio mata en Alemania. Llegamos al hotel y recogí mis cosas, me regresaron el dinero que había dejado adelantado.
Viviría un tiempo con Astrid, no quería regresarme porque me llemó la atención la fotografía y la pintura, que Stuart y ella me enseñarían a ser un poco mejor, mis estudios reales creo que tendrían que esperar, mi madre debería de estar preocupada. Pero ya era mayor de edad.
El 21 de noviembre de 1960, detuvieron vergonzosamente a George para deportarlo, por la culpa del cerdo del kaiserkeller. Tambien por ser “menor de edad”, el me dijo que me quedara con Astrid, que Paul tendría que ser para mi. Pero no lo hize, me regresé con George a Liverpool.
Cuando llegamos, mi hermana estaba dormida, eran las 3 de la mañana, George se quedaría esa noche a dormir conmigo en la casa de mi madre. Pero como no teníamos sueño, nos quedamos en la cocina platicando.
-¿Pero porque se te dio la gana de ir a Hamburgo?¿Mi tía sabe?- preguntaba George con tanta íntriga.
-¿Crees tú que si le hubiera dicho a mi madre, me hubiera dejado ir?- Le pregunte levantándole mi ceja haciendo que riera un poco.
-Pues no-
-¿A pues entonces porque me preguntas eso?- dije en tono vulgar, creo que se entristeció un poco porque hizo una cara que era extraño ver en su rostro, me sentí muy mal.
-Esque eres mi prima, y yo te amo porque eres como la hermana que siempre quise tener, me preocupan tus acciones estúpidas e inmaduras, que es posible que te lleven hacia tu propia muerte o perdición- El solo se levantó de la silla y salió de la cocina –Buenas Noches Dannie-.
Me sentí por primera vez la peor persona del mundo, tenía la razón. Por primera vez en quien sabe cuantos años, hize caso a sus comentarios. George estaba madurando, y mucho mas rápido que yo. Necesitaba disculparme con el por mi maldita actitud mediocre y exagerada.
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